martes, 1 de septiembre de 2009

El Ladrillazo

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda
velocidad en su auto Jaguar S Type 2006, sin
ningún tipo de precaución.
De repente, sintió un estruendoso
golpe en la puerta, se detuvo y, al
bajarse, vio que un ladrillo le había
estropeado la pintura, carrocería y
vidrio de la puerta de su lujoso auto.
Se volvió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dio un
brusco giro de 180 grados, y regresó a toda velocidad al
lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo
hermoso que lucia su exótico auto.
Salió del auto de un brinco, y agarro por los
brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el
auto estacionado le gritó a toda voz:
- ¿Qué rayos fue eso?, ¿Quién eres tú?, ¿Qué crees
que hace con mi auto?"
Enfurecido, casi brotando humo, continúo gritándole al chiquillo:
- ¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a
costarte muy caro! por qué hiciste eso?"
Por favor, señor, por favor: ¡Lo siento mucho! no sé qué
hacer", suplico el chiquillo. "Le lance el ladrillo porque
nadie se detenía..." Las lágrimas bajaban por sus mejillas
hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto
estacionado.
Es mi hermano, le dijo: "se descarriló su silla de ruedas y se
cayó al suelo... y no puedo levantarlo". Sollozando, el
chiquillo le preguntó al ejecutivo:
"Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo
en su silla? Está golpeado, y pesa mucho para mi sólito...
soy muy pequeño"
visiblemente impactado por las palabras del
chiquillo, el ejecutivo tragó grueso el nudo que se
le formó en su garganta.
Indescriptiblemente emocionado por lo que
acababa de pasarle, levantó al joven del suelo, lo
sentó nuevamente en su silla, y sacó su pañuelo de
seda para limpiar un poco las cortaduras y el sucio
de sobre las heridas del hermano de aquel chiquilllo tan especial.
Luego de verificar que se encontraba bien, miró al
chiquillo, y este le dio las gracias con una sonrisa
que no tiene posibilidad de describir nadie... - Dios
lo bendiga, señor... y; muchas gracias!, le dijo.
El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando
trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano,
hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del
auto, manteniendo la hendidura que le hizo
el ladrillazo, para recordarle el no ir por la
vida tan distraído y tan deprisa que alguien
tenga que lanzarte un ladrillazo para que prestes atención.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

deje su comentario, gracias por su visita