lunes, 29 de junio de 2009

Paganini

Era una vez un gran violinista llamado
Paganini
Algunos decían que él era muy extraño
otros, que era sobrenatural.
Las notas mágicas que salían de su violín
tenían un sonido diferente, por eso nadie
quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.
Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto
de admiradores estaba preparado para recibirlo.
La orquesta entró y fue aplaudida.
El maestro fue ovacionado.
Más cuando la figura de Paganini surgió, triunfante,
el público deliró.
Paganini coloca su violín en el hombro y lo que
se escucha es indescriptible.
Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas
parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados.
De repente, un sonido extraño interrumpe el volaz de la platea.
Una de las cuerdas del violín Paganini se rompió.
El maestro paró.
La orquesta paró, el público paró,
pero Paganini no paró.
Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos
deliciosos de un violín con problemas.
El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar.
Antes de que el público se serenare, otro sonido perturbador
derrumba la atención de los asistentes, otra cuerda del violín
de Paganini se rompe.
El maestro paró nuevamente.
La orquesta paró nuevamente, Paganini no paró.
Como si nada hubiese sucedido, él olvidó las dificultades y avanzó
sacando sonidos de lo imposible.
El maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que estaba por suceder.
Todas las personas atónitas, exclamaron OHHH!
una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe.
El maestro se paralizó.
La orquesta paró.
La respiración del público se detuvo.
Pero Paganini continuó.
Como si fuera un contorsionista musical, arranca
todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido.
Ninguna nota musical fue olvidada.
El maestro se anima.
La orquesta se motiva.
El público parte del silencio a la euforia,
de la inercia para el delirio.
Paganini alcanza la gloria; su nombre corre através del tiempo.
No es apenas un violinista genial.
Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible...
Moral de la historia.
Yo no se el tipo de problemas que estás teniendo.
Puede ser un problema personal, conyugal, familiar,
no se lo que está afectando tu estima o tu desempeño
profesional. Pero una cosa si se.
no todo está perdido.
Todavía existe una cuerda y es tocando con ella es que vibraras.
Aprende a aceptar que la vida siempre te dejará una última cuerda.
Cuando estés desanimado, nunca desistas.
Aun existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del "intentar una vez más",
del dar un paso más con un enfoque nuevo.
Despierta el Paganini que existe dentro de ti y avanza para vencer.
Victoria es el arte de continuar donde los otros resuelven parar.
Cuando todo parece desmoronarse, brindate una oportunidad
y continúa hacia adelante.
Toca la cuerda de la motivación y arrancale sonidos de resultados positivos.
Pero antes pregúntate: ¿Quién motiva tu cerebro, que motiva tu mano,
que toca tu violín?
No te frustres, no te desesperes, recuerda: aún existe la última cuerda.
La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones.
Nunca la vida te rompera todas las cuerdas.
Si los resultados están mal, es tu oportunidad de tocar la última cuerda,
la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua.
Es siempre la cuerda olvidada que te dará el mejor resultado.
Pero si por acaso estuvieras en el fondo del fondo, está es tu oportunidad
el de tocar con la mejor cuerda del universo:
Creer en tí.

Marcos Garcia Gamboa.

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